La espesa capa de contaminación, con niveles calificados de "muy peligrosos", que desde hace una semana afecta a algunas regiones del norte y centro de China, entre ellas Pekín, mantiene encerrados en casa a muchos ciudadanos, a los niños sin poder salir al patio en los colegios y a fábricas con la producción suspendida o reducida.