Los arquitectos españoles, los consagrados, los juniors y todos los que cargan allí sus maletas de pena y de gloria, han empezado a cabalgar con fuerza sobre los hombros del gigante asiático. Necesitaban esquivar los escombros de nuestra burbuja inmobiliaria y lo están consiguiendo. Algunos, los más jóvenes, nunca imaginaron que acabarían trabajando en Shanghái.