En diciembre de 2013 me mudé a Finlandia con la maleta cargada de miedo e ilusión. Y mucha incertidumbre. ¿Y si no salía bien? ¿Aprendería un idioma que se me antojaba complejo y sin sentido? ¿Me adaptaría a la cultura de la sauna? ¿Cómo llevaría la oscuridad esa que todos hemos oído que existe? Pues tendría que vivir aquí por un tiempo para poder resolver las dudas.
