http://www.santiagodemolina.com/2015/04/de-concursos-y-accidentes.html
Describir al protagonista de una novela como joven y arquitecto, alguien que "sin trabajo, vive de concursos y accidentes", da pie a leerla con cierta voracidad lastimera (1). Porque la descripción contiene algo dramático y algo iluminador. Porque la frase es seria. Vivir de accidentes constituye en realidad, y si se piensa, el fondo del trabajo del arquitecto.